Nos levantamos y allí estuvimos siendo testigos
En el marco del Año Santo Compostelano, del 3 al 7 de agosto, en Santiago de Compostela se ha celebrado la Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ22). Como ha sucedido en anteriores ediciones, a las 5 diócesis gallegas se nos ha invitado a participar como voluntarios, para acoger a más de 10.000 peregrinos llegados de diferentes partes de España, Italia, Portugal… A cada voluntario se le planteo el hermoso reto de ser el rostro visible de Dios, que acoge, se preocupa y cuida de sus hijos. Y así ha sido, en una semana eso es lo que han sido, un auténtico regalo para los demás.
A más de 400 voluntarios que se inscribieron se les pidió estar ya en Santiago desde el día 31 de julio, para hacer grupo y empezar a trabajar los diferentes planos personales, sociales y espirituales de esos días. Todos han tenido una experiencia profunda de Dios. De nuestra parroquia del Corazón de María ha podido participado un pequeño grupo de Jóvenes acompañados por el P. Abel, y sostenidos en la oración por toda la comunidad parroquial. Ahora, a nuestros voluntarios, les gustaría compartir con todos vosotros, a lo largo de estos días, diferentes testimonios de lo que han vivido. Aquí tenemos el primero, es el de Pablo Arenas.
“Para mí la PEJ ha sido una experiencia maravillosa. Pues he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente y he tenido tiempo de reforzar mi relación con Dios. Ha sido una nueva experiencia en mi vida la cual agradezco haber vivido y repetiría sin dudarlo.
Nunca había visto a tantos jóvenes compartir la misma Fe y me he sentido como en familia con gente completamente desconocida”.
Solo podría describir esta semana con una palabra: increíble. Dios ha estado tan presente en cada uno de nosotros como voluntarios y en los peregrinos que solo de recordarlo se me ponen los pelos de punta. Ver a tantos chicos y chicas de mi edad ser tan cercanos a Dios y tener el corazón tan abierto me ha llenado enormemente. A pesar del sudor, las lágrimas y el trabajo duro repetiría esta experiencia una y otra vez. Solo puedo dar gracias a todos mis compañeros que me han acogido y querido de una forma increíble y obviamente dar gracias a Dios por estos días, por el Apóstol y por nuestra madre la Virgen que nos han protegido y cuidado toda esta semana.
Estaré eternamente agradecida❤️
Algo tiene la PEJ que uno viene tocado. En la anterior del 2010 había participado como batería del PEDAL en los actos centrales. En esa ocasión llevaba un tiempo de discernimiento y fue en ese momento cuando decidí dejar la batería para empezar a componer e interpretar mis propias canciones, canciones que hablan de la vida, que denuncian las injusticias… hasta hoy.
A la reciente PEJ he llegado con tres discos publicados y con las ganas de compartir mi música con los jóvenes. Pero hubo algo, de nuevo, que me tocó mucho el corazón.
En este caso, la convivencia con los todos los artistas que poníamos música al encuentro, fue algo muy especial, fue un compartir música y sobre todo VIDA. Fue escucharnos los distintos testimonios y compartir desde el corazón. Fue darse cuenta de lo que aprendemos unos de otros y de que somos hermanos con una misión compartida.
Hay estar muy agradecido por las personas que Dios pone en el camino, y las pone por algo. La vigilia fue el remate a todas estas sensaciones que están haciendo que algo nuevo nuevo esté brotando en mí, algo que vendrá en forma de música y testimonio.
¿Qué tiene la PEJ? Pues que está llenísima de Dios, Él nos convoca y nosotros vamos a su encuentro.
¡El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres!
Formar parte de la Delegación de Pastoral Juvenil y Universitaria de la diócesis de Tui-Vigo me facilitó la posibilidad de acompañar a los más de 60 voluntarios de nuestra diócesis que formaron parte del grupo de más de 400 voluntarios de toda Galia y algunos sitios más, en la Peregrinación Europea de Jóvenes 2022 (PEJ22). Una oportunidad en la cual he sido testigo de cómo sumando, aportando nuestra propia experiencia, podemos vivir momentos realmente maravillosos, intensos, inimaginables, incluso venciendo el cansancio que nunca pensamos que podríamos sentir al estar al servicio de otras personas.
Juntos pudimos acoger y servir a más de diez mil jóvenes peregrinos (de España y de otros países), llenos de alegría, vitalidad, anhelos, proyectos… y también alguna que otra herida, con ganas de encontrarse, aprender, cantar, orar, convivir, hacer con otros… y todos respondiendo a la llamada «Joven, levántate y sé testigo. El Apóstol Santiago te espera».
La palabra con la que resumo todo lo vivido es: GRACIAS, porque el Señor no ha faltado a la cita con los jóvenes que le buscaban y nos ha animado a seguir adelante, ya que un nuevo maná (Cf. Ex 16, 4) ha sido dado a la sociedad contemporáneo, a la de hoy, en cada uno de los participantes en la PEJ22, de manera presencial, como desde la oración en multitud de monasterios, parroquias, familias… No podría resaltar un único momento, porque cada día y cada encuentro con un voluntario, un peregrino, un sacerdote o religiosa… ha sido una clara oportunidad para tener un encuentro casual con Dios (Cf. LC 24, 15-17ª.27).
GRACIAS también a la parroquia del Corazón de María (Vigo) porque nos convertimos en fuente de oración por los frutos de ésta nueva edición de la PEJ. Gracias a quienes confían y se dejan sorprender por la bondad y gracia en los jóvenes que vienen buscando un lugar de encuentro y fraternidad, como lo propiciamos en nuestra comunidad parroquial.
Ahora dejémonos sorprender por los frutos dados tras días tan intensos y bendecidos por el Apóstol Santiago y por nuestra Madre, para mayor gloria de Dios. Amén.
La palabra con la que creo que resumo los días vividos en la PEJ es gracias. Gracias a la pastoral juvenil diocesana, gracias a la parroquia por esa ilusión que nos desprendía cuando decíamos que íbamos a la PEJ, gracias por rezar por nosotros.
Puedo decir que he tenido la bendición de estar acogiendo a los peregrinos que llegaban al pórtico de la vocación. Unos talleres que te hacían reflexionar sobre la llamada que Dios tiene para cada uno de nosotros.
También he comprobado que he ampliado mis límites:
Señor tu siempre te haces presente, cuando más cansados estábamos más te hacías presente en las miradas de los peregrinos, de los obispos, de tus compañeros voluntarios. También te doy gracias porque me has dado la oportunidad de ser vulnerable y saber que no pasa nada, que Tú siempre vas a estar ahí. Me has dado la oportunidad de poder ser tu rostro para los demás. Que siempre se encuentra esa palabra, esa sonrisa, esa disponibilidad para servir. Gracias por todo lo que me brindas Jesús”